martes, 1 de marzo de 2011

SEXUALIDAD EN LA TERCERA EDAD


Las relaciones sexuales suelen considerarse una actividad propia de personas jóvenes, con buena salud y atractivas físicamente; mientras que en personas mayores, pueden resultar chocantes o inmorales, y hasta se llega a ridiculizar el tema. Pero, a pesar de estos mitos, en la vejez, como en cualquier otra etapa de la vida, se necesita intimidad sexual, y aunque se producen cambios físicos, ningún factor biológico invalida súbitamente el sexo.

Virginia Pérez Ruiz, psicóloga clínica y terapeuta sexual de pareja, explica que la sexualidad en la vejez es una actividad plenamente sana y amena, si es vivida con aceptación a los cambios producidos por el tiempo.

“Muchas parejas de la tercera edad, etapa que se inicia a partir de los 60 años, son muy creativas y alimentan la pasión día a día; muchos incluyen fantasías sexuales permitidas por ambos para un mayor disfrute de la relación sexual y así poder salir un poco de la monotonía.

Todo lo que es el preámbulo, junto con los juegos previos, va a aportar mucho para el desarrollo sexual de la pareja, ya que no existe una edad para dejar de ser creativos; al contrario, si esto es alimentado, reafirma una vez más el amor y la pasión de estas parejas”, dice la experta.

Pérez Ruiz comenta que esta etapa es una de las más interesantes del ser humano, ya que de acuerdo a la experiencia vivida, estas personas saben lo que quieren y cómo lo quieren, desplegando su madurez emocional, y tienen mayor capacidad de amar, sentir y disfrutar.

Pérdida del deseo

Exiten personas que no importa la evolución de su vejez, viven cada día a plenitud una vida sexual agradable con su pareja, dentro de un marco de amor, comprensión, cariño y respeto. Mientras, las personas que manifiestan poco interés por las relaciones sexuales tienden a renunciar a este tipo de acción y mantenerse bajo la sombra de la vejez como excusa. Aquellos que de una forma u otra se han mantenido con un interés en lo sexual de manera activa, seguirán siendo activos, con algunas de las limitaciones propias de la edad.

Los cambios en la mujer están bien expuestos en muchas descripciones del proceso menopáusico y su afectación a nivel sexual. Se puede decir que los principales están relacionados con el descenso de las hormonas llamadas estrógenos, que causan una disminución en tamaño y elasticidad de la vagina, lubricación, sensibilidad en los genitales e intensidad de los orgasmos (y aumenta el tiempo entre ellos).

En el hombre hallamos principalmente dos tipos de problemas: un menor riego sanguíneo de la zona genital, lo que a su vez puede ir asociado con problemas de hipertensión arterial, arteriosclerosis u otras enfermedades; y un descenso de la hormona testosterona, que afecta la excitación, la respuesta a estímulos sensoriales, al tiempo en conseguir y mantener la erección (y en recuperarla tras eyacular); cantidad de semen expulsado, intensidad del orgasmo, lubricación de la mucosa peneal y el tamaño testicular.
Muchas personas convierten estos cambios en un poderoso condicionante negativo para el goce de la sexualidad.

Fuente: Ivelisse Santos (ElCaribe.com.do)

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