Muchos son los lugares donde se da el pistoletazo de salida hacia la navidad encendiendo las luces del árbol. Pero, como todo, tiene su origen y significado.
Si bien existen varias teorías en torno al origen del árbol de Navidad, una de las más extendidas defiende que proviene de los celtas de Europa central, quienes empleaban árboles para representar a varios Dioses. Además, coincidiendo con la fecha de la Navidad cristiana celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol. Tenía el nombre de Divino Idrasil -Árbol del Universo-, en su copa se hallaba el cielo y en las raíces profundas se encontraba el infierno.
Según cuenta la leyenda, entre los años 680 y 754, San Bonifacio evangelizador de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz esta tradición pagana, por lo que decidió adaptarla dándole un sentido cristiano. Fue así como cortó con un hacha un roble que representaba a Odín, y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne simbolizaba el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo.
Posteriormente, con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo. Se cree que el primer árbol de Navidad, tal y como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605.
La
costumbre de adornar árboles para dar la bienvenida a la época navideña
arraigó en Alemania y en los países escandinavos en el siglo XVII y fue
llevada por los soberanos de la casa Hannover hasta Gran Bretaña en el
siglo XVIII.
George III, coronado como soberano de
Inglaterra, en 1762, y su mujer, la reina Charlotte, oriunda de
Alemania, fueron los primeros en adornar su palacio con un abeto
doméstico, aunque no fue hasta medio siglo después, cuando la buena
sociedad inglesa cayó hechizada por la idea de reproducir, en sus casas,
lo que sus ojos habían visto en el palacio de Windsor habitado,
entonces, por la soberana Victoria y su esposo, el príncipe Alberto de
Sajonia-Coburgo. Un noble germánico que introdujo el árbol como la
última moda en las navidades de la sociedad victoriana, poco después de
contraer matrimonio con la Reina, en 1840.Alberto de Sajonia –nacido en Coburgo– llevó consigo a Inglaterra la memoria de un país en el que ya, en torno al siglo XVII, se empiezan a reunir las familias alrededor de un árbol de Navidad. Cómo olvidar aquellos días en los que algunas familias alemanas, después de buscar alguna excusa para que los niños salieran de casa, aprovechaban la ausencia de éstos para decorar el árbol con frutos y juguetes el mismo día 24 de diciembre.
Cómo olvidar, también, la antigua creencia germánica de que era un árbol gigantesco el que sostenía al mundo y el que soportaba –esto explica la costumbre de poner luces a los árboles–, en sus ramas, el peso de la luna, el sol y las estrellas. Un árbol que era, además, el símbolo de la vida ya que, en invierno, cuando casi toda la naturaleza aparecía muerta, éste no perdía su verde follaje.
Fuente:
www.lanacion.com.ve