Las tormentas tropicales más poderosas se están volviendo aún más fuertes a medida que los océanos del planeta se calientan, confirmaron científicos.
Análisis de información satelital muestra que en los últimos 25 años, fuertes tormentas, huracanes y tifones se han vuelto más frecuentes en la mayoría de los trópicos, dijeron los expertos en la revista Nature.
La idea de que el cambio climático podría estar ligado a las tormentas tropicales ha sido muy controversial, indica el corresponsal de la BBC, Richard Black.
Unos años atrás, se decía que los huracanes se volverían más frecuentes y más comunes en un planeta cada vez más caliente.
Investigaciones recientes sugieren que los ciclones podrían darse con menos frecuencia pero cada vez con mayor fuerza.
Tormentas poderosas
"Estamos viendo una señal que nos está diciendo que el efecto más potente (del incremento de las temperaturas oceánicas) se ve en las tormentas más fuertes", indicó James Elsner, de la Universidad Estatal de la Florida en Tallahassee, capital de esa región estadounidense.
"En velocidades promedio o medianas, como de 143 kilómetros por hora (huracán categoría 1), no vemos una tendencia; pero cuando tenemos una velocidad de 215 kilómetros por hora (huracán categoría 4), sí vemos una tendencia", agregó.
El aumento de tormentas fuertes se ve marcadamente en el Atlántico Norte y en el Océano Indico, mientras que no se da en el Pacífico Sur.
"Estamos analizando diferentes cuencas oceánicas y algunas ya son bastante cálidas", dijo el profesor Elsner.
Y explicó que allí un incremento en la temperatura no va a producir un aumento tan fuerte en las tormentas como en las cuencas donde las temperaturas apenas favorecen los ciclones.
Los investigadores creen que las tormentas más débiles no se ven tan afectadas porque los factores que les impiden desarrollar todo su potencial no tienen relación con las temperaturas oceánicas.
Aparte del cambio climático inducido por el ser humano, la incidencia de tormentas tropicales está determinada por ciclos naturales como la corriente de El Niño, que afecta la temperatura de las superficies en varias partes de los océanos.
Aunque, en definitiva, el daño que los huracanes provocan no se debe tanto a su fuerza sino más bien al hecho de que toquen tierra.
Fuente: BBC Mundo
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