LOS ÁNGELES. AFP. El paracaidista austríaco
Felix Baumgartner logró romper la barrera del sonido y superó los 1,342
km/h ayer en un exitoso salto en caída libre desde poco más de 39,000
metros de altura sobre Nuevo México (sudeste de EEUU). Baumgartner
logró una velocidad máxima de 834 millas o 1,342.74 km por hora,
exactamente 1.24 veces la velocidad del sonido informaron los
organizadores del evento en rueda de prensa.
La velocidad, revelada unas horas después del salto sin precedentes, fue significativamente mayor que la dada anteriormente por una portavoz, quien la había ubicado en 706 millas por hora (1,136 km/h). El experimentado paracaidista de 43 años de edad, estuvo en caída libre durante 4 minutos y 20 segundos antes de abrir su paracaídas, dijo el integrante de la misión de Red Bull Stratos Brian Utley. Baumgartner relató cómo se sintió cuando saltó desde la cápsula que lo transportó a una altitud de 128,100 pies (39,045 m.) sobre el desierto del estado de Nuevo México, al sur de Estados Unidos.
"Cuando se está en la cima del mundo uno se siente tan humilde. Lo único que uno quiere es volver con vida" a tierra firme, dijo a periodistas en Roswell, base de la misión de lanzamiento. Aclaró igualmente lo que dijo al saltar al vacío, y que en la transmisión en directo aparecía entrecortado: "Sé que el mundo entero está siguiendo esto ahora y desearía que pudieran ver lo que yo veo. A veces tienes que estar bien arriba para darte cuenta de lo pequeño que eres". Una de las primeras personas que le felicitó fue el presidente de Austria Heinz Fischer.
La velocidad, revelada unas horas después del salto sin precedentes, fue significativamente mayor que la dada anteriormente por una portavoz, quien la había ubicado en 706 millas por hora (1,136 km/h). El experimentado paracaidista de 43 años de edad, estuvo en caída libre durante 4 minutos y 20 segundos antes de abrir su paracaídas, dijo el integrante de la misión de Red Bull Stratos Brian Utley. Baumgartner relató cómo se sintió cuando saltó desde la cápsula que lo transportó a una altitud de 128,100 pies (39,045 m.) sobre el desierto del estado de Nuevo México, al sur de Estados Unidos.
"Cuando se está en la cima del mundo uno se siente tan humilde. Lo único que uno quiere es volver con vida" a tierra firme, dijo a periodistas en Roswell, base de la misión de lanzamiento. Aclaró igualmente lo que dijo al saltar al vacío, y que en la transmisión en directo aparecía entrecortado: "Sé que el mundo entero está siguiendo esto ahora y desearía que pudieran ver lo que yo veo. A veces tienes que estar bien arriba para darte cuenta de lo pequeño que eres". Una de las primeras personas que le felicitó fue el presidente de Austria Heinz Fischer.
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