Centros cerebrales
Tus centros del apetito se localizan en los núcleos del tallo cerebral y el hipotálamo. Las células en estas áreas responden a tus niveles de glucosa sanguínea, a los impulsos nerviosos que llegan del tracto gastrointestinal y a muchos otros estímulos. Las fluctuaciones en los niveles de hormonas y glucosa sanguínea tienen efecto en tu apetito de un modo predecible. Por ejemplo, una caída en tus niveles de glucosa o un aumento en los niveles de ghrelina estimulan al hambre, mientras un aumento de glucosa o de niveles de leptina eliminan tu apetito. La insulina modifica los niveles de muchos otros factores reguladores del apetito.
Insulina y apetito
La insulina es una hormona producida por tu páncreas después de alimentarte. La insulina estimula a las células del hígado, tejido adiposo y músculo para absorber glucosa y utilizarla para producir energía o almacenarla para usarla en el futuro. Conforme la insulina disminuye tus niveles de glucosa, el páncreas y las glándulas adrenales producen hormonas contra-reguladoras como el glucagon y la epinefrina. Los centros del apetito en tu cerebro son estimulados cuando los niveles de glucosa caen y por las hormonas contra-reguladoras, produciendo la sensación de hambre de nuevo. Por lo tanto, mientras más insulina produzca tu páncreas en respuesta a una comida, mayor será el rebote subsecuente del apetito.
Comer de noche
Cuando comes a la hora de dormir, particularmente alimentos ricos en azúcares y carbohidratos simples, generas un pico de insulina de tu páncreas. Al liberarse, esta insulina estimula la entrada de glucosa a tus células, proceso que continúa mientras duermes. Durante la noche, la disminución progresiva de tu glucosa sanguínea estimula la liberación de hormonas contra-reguladoras, lo que estimula los centros del apetito en tu cerebro. A menos que te levantes a media noche para satisfacer tu apetito, te despertarás con mucha hambre por la mañana.
Consideraciones
Los factores que regulan tu apetito no son tan predecibles como se creía. Las interacciones entre la ghrelina, la leptina, la insulina, la glucosa, las hormonas tiroideas, la hormona del crecimiento y otros determinantes del hambre y la saciedad son complejos y parcialmente entendidos. Para confundir aún más las cosas, las hormonas que inducen el sueño como la melatonina, ejercen sus propias influencias sobre el apetito y los cambios en el patrón del sueño pueden modificar la respuesta de tu cerebro a las señales de hambre. Si estás tratando de controlar tu peso, el horario y la composición de tus comidas puede ayudarte a lograrlo; considera consultar a un experto en nutrición.
Fuente: http://muyfitness.com
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