El músico dominicano Juan Luis Guerra fue nombrado este lunes "artista de la UNESCO para la Paz", un título que según esa organización de la ONU reconoce "sus esfuerzos en favor de los niños minusválidos y en situación de emergencia".
A continuación, un resumen del diálogo con el creador de "Ojalá que llueva café" en la sede de la UNESCO, en París.
De una u otra forma he estado cantando a la paz por mucho tiempo. Como digo en mis escritos, soy un Guerra que ama la paz. Surgió esta importante designación para mí de parte de la UNESCO y la acepté con mucho agrado. A través de las canciones, nosotros los artistas podemos difundir paz en los confines de la tierra. Debería ser una de nuestras metas, ya que la música es un canal tan importante para transmitir todo lo que queramos.
¿De qué manera se podrá medir el éxito de esta misión que usted comienza?
Hay campañas que vamos a realizar a partir del año que viene, hay simposios contra de la violencia para la juventud, y creo que si hablamos y damos nuestro testimonio de paz a jóvenes en toda Latinoamérica, podremos tener un gran impacto en ellos.
¿Va a ser un trabajo concentrado en América Latina o a escala global?
Por lo que he visto hasta ahora, concentrado en América Latina y en Centroamérica, principalmente.
La UNESCO ha señalado que espera que usted apoye sus programas para niños con impedimentos físicos. ¿Tiene algún ejemplo?
No sé bien esos programas, pero sí hemos trabajado en República Dominicana, a través de la fundación que dirijo, con niños con problemas, ya sea de síndrome de Down o cualquier problema de aprendizaje. Me encanta trabajar con ellos; es quizás el privilegio más grande que puede tener una persona ayudar a cualquier niño. Lo haría con mucho cariño y ojalá sea ese uno de los targets principales de lo que voy a hacer en la UNESCO, porque estaría en mis aguas.
La fundación Juan Luis Guerra trabaja desde 1991 con niños discapacitados. ¿A cuántos niños ha podido ayudar?
Es difícil porque mensualmente aparecen muchos niños en la oficina con problemas diversos: psicomotores, cáncer, válvulas hidrocefálicas o cualquier otro tipo de problemas. Ahora nos unimos al hospital Robert Reid Cabral, uno de los más importantes de República Dominicana, y atendemos directamente con ellos. Hemos implementado un sistema de alimentación a todos los niños que llegan al hospital. A veces un niño llegaba con una enfermedad, era curado pero seguía el problema por falta de alimentación. Eso ha resuelto muchos problemas.
¿Tiene previsto realizar algún concierto?
Siempre hemos hecho conciertos. Empezamos con Juanes en "Colombia sin minas" en Los Angeles, seguimos con "Alas", hicimos el de Ricardo Montaner en Miami, y el próximo soy yo. Quiero hacerlo y recaudar la mayor cantidad posible de dinero para invertir en la fundación.
Varias de sus canciones tratan temas sociales, como por ejemplo "El costo de la vida". ¿Se trata de crear una conciencia en la gente o de desdramatizar un problema a través de una música alegre?
Es conciencia a través de humor. A veces no se entiende. Pero lo de la "Mitsubishi y la Chevrolet" (parte de la letra de "El costo de la vida"), "tranquilo, Bobby" o "El Niágara en bicicleta" es humor mezclado con la cruda realidad de muchos de nuestros países. Lo hago para hacer conciencia en las personas. A muchos gobernantes les gusta mi música y también les puede llegar a ellos el mensaje de esforzarse quizás un poco más en solucionar los problemas básicos de nuestros países, como son educación y salud. Esos son temas que deberíamos tener resueltos.
¿Los músicos latinoamericanos deberían hacer música más comprometida?
En el CD anterior me preguntaban mucho qué pasó con las canciones sociales y de denuncia. Yo dije que no voy a dejar de hacerlas, pero estaba más romántico que nunca y tenía que seguir la inspiración. Yo diría que sí, que es un compromiso que tenemos todos. Me ha encantado la posición que hemos tomado, por ejemplo, en el concierto que hicimos en la frontera de Colombia y Venezuela. No fue un concierto político; fue de apoyo a la paz entre esos países. Y creo que fue un ejemplo.
¿Cuál diría que es el principal desafío para la paz en América Latina?
Hay muchas puertas abiertas en contra de la paz. La violencia es una; debemos combatirla, acercarnos a los principios morales. Algo muy importante es la educación de los pueblos. Cuando un pueblo es educado y tiene sus límites, nos apartamos un poco. Y el derecho a tener opiniones diferentes, a convivir. Hay muchas cosas por las cuales tenemos que trabajar para conseguir la paz.
¿Qué puede hacer cada uno de los oyentes o lectores de esta entrevista en América Latina por la paz?
Yo siempre he sido de la opinión que nosotros somos gobiernos individuales. Si inculcamos la teoría y la práctica de la paz en nuestros hogares vamos a ir ganando muchísimo. Si hay paz en nuestro hogar, nuestros niños van a tener paz en la sociedad. Entonces podríamos empezar por la casa. Si una casa no está en paz, ni los niños ni los jóvenes van a estar en paz fuera de ella.
Fuente: Gerardo Lissardy Paris, Francia bbc.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario